¿Quien habrá de ser el más necesitado?
¿Aquel que escucha el ruido de sus tripas,
cuando el silencio llega por las noches?.
¿o quien no tiene para afrontar el frío,
más que andrajos o ropas veraniegas,
que mucho distan la adecuación al talle?
¿El que no tiene un techo que resguarde
su identidad a la vista del gentío?
¿El que razón perdida, no razona,
vaga su mente por fantásticos caminos?
¿Quién no tiene empleado su presente,
y cobrar un jornal no es su destino?
¿Quién enfermo se encuentra desahuciado
viendo acercarse el final de su camino?
¿El que llora la muerte de su amado,
y en esa soledad se desintegra?
Tantas necesidades conviven en la tierra, desnudas
se presentan, y al descubierto dejan virtudes y miserias.
Pero creo no errar al decir con firmeza.
Nadie puede tener necesidad insatisfecha,
mayor de la que expresa, aquel que ya no sueña,
ya no canta, ya no goza.
Sin brillo la mirada, sin luz y sin confianza.
Sintiendo que ha dejado de mimarlo,
de ser su compañera: la esperanza.
María Rosa Rzepka
Florencio Varela – Buenos Aires, Argentina