LA PALABRA
La encontré desnuda en la
soledad
del burdel
violada, ultrajada en su ser de
paloma
arrimó silencios a las horas
oscuras
y lloró en mi almohada.
Manchada de besos, herida en el
alma
rotas sus alas, su negra
desgracia
la sombra del agua llovió en la
memoria
su pena cansada.
La encontré desnuda sin una
metáfora,
desprovista de todo, ¡encontré
la palabra!,
después de asilarme,
en sus ojos sin brillo, en su
dulce mirada,
en el canto profundo que brota
del alma,
en la espuma que trae el mar a
la playa,
en los vientos alisios que
soplan sin calma,
en los ríos de sangre, en los
ríos de agua,
en las noches de Luna allá en la
montaña,
en las piedras que sufren
de olvido y distancia,
en ellas y en todo, ¡encontré la
palabra.!
Por las calles sin lumbre,
donde el Sol ya no pasa,
nos fuimos amando, ardiendo en
la fragua
ebrios de besos, locos de ansias
su cuerpo el deseo en mi mano
temblaba
nos fuimos amando,
nos fuimos quitando las prendas
del alma.
Tú,
la hembra de fuego, la ardiente
palabra.
Yo, el triste sujeto
de la página blanca.
Pablo Barattini
(Chile)