A veces descubro, lo que el cielo escribe.
Me distraigo entonces, buscando señales.
Me sumerjo en mundos,
donde solo habitan, la paz y el sosiego.
Y allí están, Horacio,
los versos nacidos de tu alma de niño.
Visiones hermosas me hacen compañía,
junto a la nostalgia tras de tu partida.
A veces te veo “recordando ríos”,
esperando solo , “que unos sauces quietos
te expresen cariño” .
Escucho guitarras “prolongando el día” ,
mientras atesoras “ cantos de zorzales”.
No sé en qué momentos, el silencio llega.
ni porque la noche me invita al pasado .
Me señala un rumbo, me muestra un camino,
es quizás tu ejemplo. el que lo ilumina.
.
Y me quedo entonces, mi querido Horacio,
con tu despedida.
Esa despedida, que como poeta, nos anticipaste.
Está en tu saludo, “en la espiga tierna”,
Está en la riqueza de “verdes palabras”
Adiós cariñoso que nuestra alma guarda
como copla tierna que “ dejó el olvido”.