alba de pájaros que suben a lo más azul:
no mueras con el ojo el oído la lengua;
adéntrate en los cielos que aun no viste,
sus cúpulas sin cruz,
y regresa a mis árboles en la sombra:
trina, de sol y hielo, tus palabras.
árbol, igual a escalofrío.
¿Es ya la hora de evocar en el fuego
el plumaje de los pájaros que se han ido?
quieren a esta luna de invierno;
y sale, el corazón,
en busca de unas manos segadas
y de párpados en que muerde el rocío.
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