A la azafata. Lilian Almada.
Pampas y cerros cruzó el pájaro mecánico.
En raudo giro sus plateadas alas,
un golpe fugaz abrió la puerta,
un ángel azul, resbala.
Flotó en el aire, pálida azucena
entre el celaje de la gris neblina
cayó en un pajonal de verdes matas,
la noche la cubrió con manta fina.
Divino paraíso transerrano
rumoreado por vertientes frescas,
la muerte fue a buscarla en pleno vuelo
dejando el corazón entre las piedras.
Sus manos se agitaron cual palomas,
y ella se fue en la nave sin regreso,
tiembla el corazón al recordarla
de los que al partir, dejó últimos besos.
Pampas y cerros son todo un blanco manto
para la niña que cayo del cielo.
Hay algo místico en el aire,
una luz que ilumina a los arrieros.
Huellas, sendas y silvestres flores,
dejan los lugareños en su cruz.
Y comentan que en noches de silencio
cruza la pampa una estrella azul.
Isabel Nieto Grando
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