GRACIAS a todos los Poetas, a los de EE UU, Ecuador, Brasil, Uruguay, Chile y a los nuestros de las distintas provincias argentinas: Tierra del Fuego, Jujuy, Corrientes, Tucumán, San Luis, Buenos Aires, San Juan, Neuquén, La Rioja, Santiago del Estero, de nuestra Córdoba capital y del interior. Cada uno pudo expresarse en su lengua nativa, deleitándonos con sus acentos distintivos. Todo, absolutamente todo, contribuyó a darle al evento un matiz, un color muy especial y sin lugar a dudas a enriquecernos cultural y literariamente.
GRACIAS a mis compañeras de grupo literario que trabajaron al lado mío: Beatriz Zamora, Claudia López, Beatriz (Susuki) Tombeur, a Diego Javier Vergara, nuestro asesor técnico en todo momento, a David Arroyo, a mis hermanos Daniel, Fany, Gustavo y a mis sobrinos Pedro y Martina que nos brindaron sus interpretaciones musicales.”
En lo personal, reafirmamos, como desde hace 33 años, nuestro compromiso de honor con el Encuentro, con nuestra palabra y el poema Volver a Villa Dolores, que ya compartimos:
A la azul armonía de tus árboles,
a tus rosadas cumbres, Villa Dolores, vuelvo
como se vuelve a los vergeles de la infancia
y se vuelve al candor del primer beso
-panales desleídos en la umbría
apretada y tenaz de los recuerdos-.
Sobre tercos infolios
arde el misticismo del desvelo
y un acuciante afán de visionarios:
arrancarle a la esfinge su secreto.
Va el creyente al Camino de Santiago,
tu Camino de Luz hace el poeta:
para saber de cimas y de honduras
hay que mojar la pluma en tus acequias.
A la azul armonía de tus árboles,
a tus rosadas cumbres, Villa Dolores, vuelvo.
como vuelven las olas a la playa
y se consumen entre abrazo y beso.
Donde la piedra sabe de fulgores
-sensitiva a pesar de su dureza-
y un breviario de amor conforta el alma,
ornada por las auras de tus sierras.
Donde es la Amistad un río de trigales
para saciar el hambre de los tiempos
y donde la Poesía, hermanos, la Poesía
una estela de luz hasta los Cielos.
A la azul armonía de tus árboles,
a tus rosadas cumbres, Villa Dolores, vuelvo.
Gerardo Molina
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