Sed
Las nubes anudaron
sus pañuelos de lluvia.
A suspendido el aire
su abanico estival.
La siesta se amodorra
traviesa, entre los sauces.
Hay un sopor que ahoga
y flota en los guadales,
Los piecitos descalzos
apuran las pisadas.
A su andar de jilguero
solo, le faltan alas
Va camino al arroyo
la garganta, agrietada
a su sed a trepado,
el sol, a sus espaldas.
Duendecitos dormidos
que aun, guarda, la infancia
y despiertan en sueños
entre, sabanas blancas.
Maria Luisa Ortiz
No hay comentarios.:
Publicar un comentario