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Sitio del Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento y su actividad cultural, desde el 1 de mayo de 2008 en la web. Manteniendo vivo el legado Oscar Guiñazú Álvarez, para que no se pierda su obra y continúe en el tiempo.Apuntamos a la continuidad como el mejor homenaje a Don Oscar y su obra para que sea algo indeleble a través de los años.Realizamos el encuentro de poetas mas antiguo del mundo, cada año, desde 1962 en forma ininterrumpida nos encontramos en poesía y amistad en Villa Dolores, Traslasierra, Córdoba, Argentina. Todos los jueves llevamos a cabo el tradicional Café Literario, un lugar de encuentro para escritores y lectores. Oscar Guiñazú Álvarez nos dejó en 1996. Y como la institución era él, a quienes quedamos nos costó mantener el fuego. Hoy el Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento trabaja intensamente por la cultura. Quienes hemos heredado aquella antorcha, tenemos el honor y el desafío de hacer que su fuego siga brillando.





Mostrando las entradas con la etiqueta poemas. Mostrar todas las entradas
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Otoño, Ida Vitale

OTOÑO

Otoño, perro
de cariñosa pata impertinente,
mueve las hojas de los libros.
Reclama que se atienda
las fascinantes suyas,
que en vano pasan del verde
al oro al rojo al púrpura.
Como en la distracción,
la palabra precisa
que pierdes para siempre.


Ida Vitale

Nosotras, Gioconda Belli

NOSOTRAS

Nosotras mujeres
de piernas anchas
y caderas pronunciadas
de pechos en pecho
llenas por dentro de vida
de cuevas donde tejen los Dioses
sus creaciones.

Nosotras
túneles anchos
por donde circulan sueños y canciones
niños que van y viene por el mundo
o gozos desenfrenados.

Nosotras las mujeres
con los ojos brillantes
abiertos de par y par
suaves y dulces como las sandías o el mango
encantadoras de serpientes
trampa para los hombres que
mueren cada vez que piensan poseernos.

Nosotras que los amansamos con los ojos
y los derretimos con la lengua.

Nosotras llenas de pasión
dueñas de lunas y mareas
soberanas absolutas de los vientres fecundos
madres invictas de la belleza.

Nosotras cerebrales, inteligentes, valientes
regalo para este mundo absurdo
que aún no entiende nuestro sino de lámparas
¡Celebrémonos!
Cantemos nuestras torres, nuestras almenas inexpugnables.
No nos aquietarán
estemos o no estemos ocultas
conspiramos
somos las del secreto
las que sabemos
que el mundo nos espera
que estamos destinadas
a salvarlo
y a romper para siempre
el hielo, las tormentas
y derramar el verde de nuestros brazos y piernas
para abrazarlos
y destetar la historia
que ha querido mordernos.

Gioconda Belli

8 de Marzo, 2013

La creatividad, Jorge Leónidas Escudero

La creatividad

Viene de antes que vos y sorpresivamente
a veces te habla.
Mientras tanto el artista hace
garabatos y cree
gobernar la manija creativa.
A veces se te asienta
el pájaro famoso de la inspiración
y otras un sapo intuitivo
salta en tu pecho y caza hermosa mariposa.
Creíste ser el creador de eso
cuando era el otro,
el que está escondido siglos y siglos atrás
y te habló porque estabas propicio a escucharlo.
Pero vos creíste ser el fabricante de crear
cuando más bien agradece
porque te arrojaron desde lejos, si acaso,
un pedazo de verdá.
Porque antes de eso
cuántas veces creíste que sí,
que eras vos el creador y al intentar
hacer arte sólo hiciste
palos de ciego, merdosidá.
Luego si nadie es creador ¿qué pasa? Nada,
porque todo es garabatear mientras se espera
que desde lejos, de alivio,
se te asiente un pájaro hermoso
o el sapo intuitivo te entregue una mariposa.

Jorge Leónidas Escudero

(En: Caza nocturna, Buenos Aires, Ediciones en Danza, 2007)

En este patio, Susana Cabuchi

 EN ESTE PATIO

En este patio
han jugado los niños.
Eran un coro alegre
que rompía la siesta.
La madre
alguna noche
contaba cuentos bajo la luna,
mientras su delantal
se ahuecaba entre las piernas
por el verdoso peso de las arvejas.
El verano
maduraba en las uvas su jugo dulce.
A veces
las vecinas venían
contando alguna muerte,
y parecía mentira
la muerte,
bajo aquellos parrales.
Cómo entender la pena
ahora,
con estos mismos gatos
cruzando los tejados
ya sin nada de infancia
en este patio.

SUSANA CABUCHI 
De El Corazón de las Manzanas (1978)

A una gata que se fue, Rodolfo Godino

A una gata que se fue

Casi olvido tu nombre, irascible
reencarnación vigilante de mis secas
cohabitaciones con papeles ambiguos:

no busqué desanimar tu afecto,
sólo di más tiempo a las palabras
acaso porque envejecía sin experiencia:

te quise con fieles envolturas,
no merecí
que aquella tarde derramaras
tus celos sobre la mesa
de las inducciones celestes
(tal vez
crítica o sexual discurso
sobre discriminaciones y desapegos):

tu percepción bestial te diría
que todo lo femenino debió ser amparado,
cubierto, servido por mí.
     

Rodolfo Godino

La noche hermosa, Giuseppe Ungaretti

LA NOCHE HERMOSA

¿Qué canto se ha elevado esta noche
que teje
de eco cristalino del corazón
las estrellas?
¿Qué fiesta surgida
de corazón en nupcias?
He sido
un espejo oscuro
Ahora muerdo
como un niño la teta
el espacio
ahora estoy ebrio
de universo.


Giuseppe Ungaretti

Crepúsculo, Baldomero Fernández Moreno

Crepúsculo

Cae el crepúsculo
todo se borra,
menos tus ojos,
menos tu boca.

Hay en tu cara
tres mariposas:
dos en los ojos,
dos en la boca.

Baldomero Fernández Moreno de  Versos de Negrita

De un abismo a otro abismo... Roberto Juarroz

De un abismo a otro abismo.
Así hemos vivido.
Y cuando nos tocaba el interludio
de una zona de aire,
donde es fácil respirar y sostenerse,
añorábamos sin querer el abismo,
que nos ha amamantado con la nada.

Desde el fondo del ser trepa un ensalmo
para pedir, cuando llegue la muerte,
que todo sea un abismo, no otro rumbo.
Tal vez en él nos crezcan alas.

Adentro de un abismo siempre hay otro.
Y si no hay diferencia habrá distancia.
Sólo nos falta hallar y ser tan sólo

la distancia de adentro del abismo.

Roberto Juarroz

De todas las desesperaciones... Enrique Lihn

De todas las desesperaciones...

De todas las desesperaciones, la de la muerte tiene que ser la peor
ella y el miedo a morir, cruz y raya
cuando ya se puede pronosticar el día y la hora
Hay una fea probabilidad de que el miedo a morir y la desesperación de la muerte sean normalmente inseparables como la uña y la carne
Recuerdo a un amigo de otros años él huía de noche de su casa y del hospital
sin más salvoconducto que el que se daría a un condenado en el infierno
por ellas, condenadamente bellas
exigía con argumentos propios de la ciencia de la locura
que lo recibieran en esas casas como huésped estable
me parece ver cómo al final de esas conversaciones imposibles
era reconducido a su madriguera por las señoras y los esposos
en medio del gran silencio, él, el gnomo de la selva negra del amanecer
de vuelta a su anticasa
o al aeródromo de los hospitales para que no perdiera su vuelo.


Enrique Lihn


Del libro DIARIO DE MUERTE, Colección Fuera de serie Editorial Universitaria (1989)

Los nueve monstruos, César Vallejo


Los nueve monstruos, César Vallejo
                      
I, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tan cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rousseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más)
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardio!
¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud; ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombres humanos,

hay, hermanos, muchísimo que hacer.

Confiteria las delicias, Rodolfo Edwards

CONFITERÍA LAS DELICIAS


sin lugar a dudas
esta es la mejor panadería
de la ciudad de Buenos Aires
siempre pensé
que en la variedad está el gusto
me pierdo
entre lengüitas de parmesano
galletas marineras palmeritas sacramentos merenguitos
y africanitos que me sonríen
y me guiñan un ojo
las medialunas de grasa
tiene una forma perfecta
son una comba de Francescoli
un trazo de Leonardo Da Vinci
relampagueando en el cielo de Villa Urquiza
las empleadas de Las Delicias
son como madres de un tango
hablan en lunfa
tienen el tonito de Tita Merello
de pronto todo se vuelve blanco y negro
y soy niño otra vez
comiendo por primera vez
un sanguchito de miga
de jamón y queso
pero con la miga bien esponjosa ¿eh?
aireada por el aliento
de invisibles titanes de barrio
soy el muñequito de la torta
y prendo todas la velitas
per jodere nomás
una de las titas le echa
al postre mazzini
un chorro de licor El Abuelo
mientras una vieja pasa
marchando con una baguette
sobre el hombro
como un granadero de mil años
“con los cañoncitos de dulce de leche
que venden acá”
se forjó nuestra Independencia
le explico a una señorita
que me mira algo asustada
un pan francés está recitando
un poema de Prevert
se hace escuchar
en medio del parloteo
de los futuros merendantes
Las Delicias hoy está lleno de gente
todas las clases sociales todas
todos los colores todos
todas las edades todas
y una gran torta de infinito pisos
torre de babel
para que también se pegue un mordisco
don tata Dios
me escondo adentro de un pebete
y con un grisín escribo
esta crónica de pan


Rodolfo Edwards

Faulkner deja de escribir, Marcelo Dughetti

FAULKNER DEJA DE ESCRIBIR

con mi hija
construimos un barco para escapar
al centro de la tierra

todos los domingos le agregamos detalles
mi madre
encerrada en su urna de hueso
suele desearnos suerte
nos prepara un té de odio
y lo sirve envuelta en su capullo.

cuando llega la noche
y el lunes muerde con su pan de furia,
miramos con ternura el barco fantástico
la cruz de palo santo
el osito rojo en la cabecera
la dulce mortaja

que cubrirá el futuro.

Marcelo Dughetti

Los higos, Baldomero Fernández Moreno (1918)

Los higos, Baldomero Fernández Moreno (1918)


Los higos exigen el canastillo trenzado. Las cerezas, el 
cuenco de la mano. Las uvas la boca entreabierta.

Gracias por decir gracias, Charles Bernstein

GRACIAS POR DECIR GRACIAS, Charles Bernstein

Éste es un poema
totalmente accesible.
No hay nada
en este poema
que sea de algún
modo difícil
de entender.
Todas las palabras
son simples &
van al grano.
No hay nuevos
conceptos, ni
teorías, ni ideas
para confundirte.
Este poema
no tiene pretensiones
intelectuales. Es
puramente emocional.
Expresa enteramente
los sentimientos del
autor: mis sentimientos,
la persona que
ahora te habla.
Su propósito es
comunicarse contigo.
De corazón a corazón.
Este poema te aprecia
& valora como
lector. Celebra
el triunfo de la
imaginación humana
entre riesgos &
calamidades. Este
poema tiene 90 líneas,
269 palabras, y
más sílabas de las
que tengo tiempo
para contar. Cada línea,
palabra & sílaba
ha sido escogida
para transmitir
únicamente el
significado previsto
& nada más.
Este poema abjura de
la oscuridad & el enigma.
No hay nada
escondido. Un centenar
de lectores podría
leer el poema
de manera
idéntica & obtener
el mismo mensaje
de él. Este
poema, como todos
los buenos poemas, cuenta
una historia en un estilo
directo que nunca
deja al lector
suponiendo. Aunque
por momentos exprese
amargura, ira,
resentimiento, xenofobia
& indicios de racismo, su
tono primordial es
afirmativo. Se
regocija aun en
esos amargos momentos
de la vida que
comparte contigo.
Este poema
representa la esperanza
por una poesía
que no dé la espalda
al público, que no
piense que es
mejor que el lector,
que se comprometa
con la poesía como
una forma popular,
como volar una
cometa o pescar
con mosca. Este poema
no pertenece a ninguna
escuela, ni tiene
ningún dogma. No sigue
moda alguna. Sólo
dice lo
que dice. Es
real.

Charles Bernstein (nacido el 4 de abril de 1950, en Nueva York, E.E.U.U.) es un poeta, teórico, editor y estudioso de la literatura. Bernstein es Profesor de lengua inglesa en la Universidad de Pennsylvania. Es uno de los miembros más prominentes de la poesía del lenguaje. En 2006 fue elegido miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias. En 2005 le fue otorgado el Premio del Decano por sus innovaciones docentes en la Universidad donde enseña. Ha sido profesor visitante de poesía, poética y escritura creativa en la Universidad de Columbia, la Universidad de Brown, y la Universidad de Princeton. Es autor de más de veinte libros de poemas, entre ellos se destacan Poetic Justice, Disfrutes, The Sophist y "Todo el whysky en el cielo" (Editorial Farrar, Straus and Giroux, 2010).


Resaca, Vicente Aleixandre

RESACA

Un alma un velo o un suspiro
un rápido paso camino de la luz
un entrever difuso (luz espérame)
esa esperanza ahogada por la prisa

Este ancho mar permite la clara voz nacida
la desplegada vela verde
ese batir de espumas a infinito
a la abierta envergadura de los dos brazos distantes

Oh horizonte de viento quieto lejanía
Sospechas de dos mariposas de virgen
aquí donde las ondas son kilómetros

Una dulce cabeza una flor de carbón navegan solas
Solo faltaría una pluma una pluma compuesta
hecha de dedos ciegos
de abandonados ya propósitos de anteayer distante

Así para tocarse para comprobar la frente o el cuello
la carencia de sangre
ese reflejo verde parado por las venas
mientras cercados por la densa ojera
están hundidos dos besos morados

La flor en el agua no es un gemido
No quemada no ardida boga callando
reservando su perfume implacable
para correr como loco por las arterias ausentes
La embriaguez de entonces, la belleza serena
la voz naciente
el mundo que adviene
abrázame mientras tanto
que al fin me entere yo cómo sabe una piel que sorprende

Quién sabe si estas dos manos
dos montañas de pronto
podrán acariciar la minúscula pulpa
o ese dientecillo que sólo puede tocarse con la yema

Si abandono mi mano sobre tu pecho
oh no mueras como un suspiro aplastado
no disimules tu calidad de onda al fin opresa
Pervive oh mía aquí sobre la playa ahora en fin que no vivo
que puedo tenderme en forma de espuma y bañar unos pies no presentes
para retirarme a mi seno donde extremos navegan
 


Vicente Aleixandre, de Espadas como labios, Madrid, Espasa-Calpe, 1932.

A la orilla del río, Juan L. Ortiz

A LA ORILLA DEL RÍO...
Juan L. Ortiz (Argentina, Gualeguay, Puerto Ruiz, 1896 -Paraná, 1978)

A la orilla del río
un niño solo
con su perro.
A la orilla del río
dos soledades
tímidas,
que se abrazan.

¿Qué mar oscuro,
qué mar oscuro,
los rodea,
cuando el agua es de cielo
que llega danzando
hasta las gramillas?
A la orilla del río
dos vidas solas,
que se abrazan.
Solos, solos, quedaron
cerca del rancho.
La madre fue por algo.
El mundo era una crecida
nocturna.
¿Por qué el hambre y las piedras
y las palabras duras?
Y había enredaderas
que se miraban,
y sombras de sauces,
que se iban,
y ramas que quedaban...

Solos de pronto, solos,
ante la extraña noche
que subía, y los rodeaba:
del vago, del profundo
terror igual,
surgió el desesperado
anhelo de un calor
que los flotara.
A la orilla del río
dos soledades puras
confundidas
sobre una isla efímera
de amor desesperado.

El animal temblaba.
¿De qué alegría
temblaba ?
El niño casi lloraba.
¿De qué alegría
casi lloraba?

A la orilla del río
un niño solo

con su perro

Visita al purgatorio. Susana Cabuchi

Visita al purgatorio. Susana Cabuchi, De DETRÁS DE LAS MÁSCARAS. Córdoba, Argentina: Ediciones del Copista, 2008

El cartel anuncia
“El Paraíso”.
Aquí están
la directora del colegio,
la fundadora del Teatro Vocacional,
el carnicero,
el prestamista, el notario.
– Si madre,
traigo galletas,
sacaremos una mesa,
jugaremos a la confitería,
tomaremos el té.
Las pequeñas carrozas
– trípodes, andadores,
sillas de ruedas –
giran.
Aferrados al pasamanos
los caminantes
repiten la peregrinación,
como antes en la plaza,
ahora a orillas de la ciudad,
a orillas de la vida,
con las máscaras de la vejez,
y con pesados trajes, marchitos.
– Si madre,
soy la tía Emma
y también soy Susana.
Entre sombras
la comparsa emite
entrecortados llantos, gemidos secos.
– No madre, sus padres
no la olvidan,
están muy ocupados.
Cuando puedan
vendrán

con un ramo de rosas.

Susana Cabuchi

Puede ser sin título, Wislawa Szymborska

Puede ser sin título, Wislawa Szymborska 

Ocurre que estoy sentada bajo un árbol,
a la orilla de un río,
en una mañana soleada.
Es un suceso banal
que no pasará a la historia.
No son batallas ni pactos
cuyas causas se investigan,
ni ningún tiranicidio digno de ser recordado.

Y sin embargo estoy sentada junto al río, es un hecho.
Y puesto que estoy aquí,
tengo que haber venido de algún lado
y antes
haber estado en muchos otros sitios,
exactamente igual que los descubridores
antes de subir a cubierta.


El instante más fugaz también tiene su pasado,
su viernes antes del sábado,
su mayo antes de junio.
Y son tan reales sus horizontes
como los de los prismáticos de los estrategas.

El árbol es un álamo que hace mucho echó raíces.
El río es el Raba, que fluye desde hace siglos.
No fue ayer cuando el sendero
se formó entre los arbustos.
El viento, para disipar las nubes
antes tuvo que traerlas.

Y aunque no sucede nada a los alrededores,
el mundo no es más pobre en sus detalles,
ni está peor justificado ni menos definido
que en la época de las grandes migraciones.

No sólo a los conjuros acompaña el silencio.
Ni sólo a los monarcas un séquito de causas.
Y pueden ser redondos no sólo los aniversarios,
sino también las piedras solemnes de la orilla.

Complejo y denso es el bordado de las circunstancias.
Tejido de hormigas en la hierba.
Hierba cosida a la tierra.
Diseño de olas en el que se enhebra un tallo.

Por alguna causa yo estoy aquí y miro.
Sobre mi cabeza una mariposa blanca aletea en el aire
con unas alas que son solamente suyas,
y una sombra sobrevuela mis manos,
no otra, no la de cualquiera, sino su propia sombra.

Ante una visión así, siempre me abandona la certeza
de que lo importante
es más importante que lo insignificante.

(De: "Poesía no completa", FCE, 2011)
Wislawa Szymborska  (Traducción: Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia)

Wislawa Szymborska (Kórnik, Poznan, 1923 - Cracovia, 2012) Poeta polaca, que recibió el premio Nobel de Literatura 1996. Hija de un funcionario, en 1931 se trasladó con su familia a Cracovia, ciudad en la que se asentó de forma definitiva. Estudió filología y sociología después de la Segunda Guerra Mundial en la Universidad Jagellónica, tras lo cual inició su andadura literaria, consagrada esencialmente a la poesía, aunque también a la crítica y el ensayo en diversas publicaciones periódicas, en particular en Vida Literaria. Ahí aparecieron desde 1968 sus "folletines literarios", a modo de poco convencionales críticas, que serían publicados en forma de libro en dos volúmenes, Lecturas facultativas, (1973 y 1981). Su primer poema publicado, en 1945, "Busco la palabra", apareció en el Diario Polaco, y es a partir del poemario Por eso vivimos (1952) cuando obtuvo reconocimiento público. También publicó Preguntas hechas a una misma (1954) y Llamada al Yeti (1957).Murió en febrero de 2012.

Impronunciable, Raúl Pignolino

IMPRONUNCIABLE

Permíteme decir
Lo impronunciable

Ya me agobia el silencio
Ya no tengo campanas
Sólo escribo los signos
Que me permite el día
Los torpes balbuceos del abismo
Las húmedas esquirlas del amor

Permíteme decir
Todo el mutismo que guardé en los ojos
Todas las muertes que dejé olvidadas
Un verano sin red
En un patio de sal


Raúl Pignolino

Grupo Literario Tardes de la Biblioteca Sarmiento. Más de medio siglo en poesía

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