En la viña donde las almas
buscan su propio destino
te encontré,
estabas destinada al ser amado,
sólo requerían de tu aprobación final
para que tu alma volara buscando el amor soñado.
Tus maletas llenas de caricias
ya estaban listas para el viaje,
el baúl recargado con besos
luchaban con escapar
de su prisión,
un bolso lleno de sonrisas
hizo fiesta con tan contagiante tesoro escondido,
en el espejo de tu alma fulguraba esa mirada que sería
tu carta de presentación.
Sólo quiero
en un momento de descuido
robarte la dirección y tu destino
y escapar junto a la estrella fugaz
para ser yo el afortunado
que te recibirá con los brazos abiertos y te dirá:
¡Ven, amor mío,
por siempre te esperaré
para amarte!
Ricardo Ponce Castillo, Coquimbo, Chile