DOMINARME
Dominarme
del mismo amor ardiendo
del rictus que provoca quererte con alevosía.
Guardar mi mano, el puñal de la palabra
con que te invoco
la sal ritual y el vino con que te tomo hasta el irse.
Dominarme
del esperador y la espera
del fornicuspicio donde la lengua se mete por hurgarte
del recorrido por el otro, el mismo.
Dominarme
en tus cuatro puntos cardinales
la frontera del beso
el pudor que no existe.
Dominarme
ante la ingrimitud de tu perfume
ante lo todo, ahora, ya, gritado;
carne caliente, el tarascón, la sangre;
tu sangre en mi carne.
Dominarme
de tu instinto que afiebra mi fiebre
del ron con que tu voz embriaga a mis oídos
de la luz con que quiebra tu mirada mi horizonte.
Dominarme
en el límite de la queja
golpeando a guante box mi propio sabotaje
cuando tú vienes y contigo el vacío.
Dominarme
en la prisa por decir
en el llanto por callar
tu nombre de cualquier modo
en la estúpida con que te tengo acostumbrado.
Dominarme
en la demolición emocional con la que te entierro
en el dilatado corazón que tú comprimes
en los nudos que me ato para no olvidarte.
Dominarme
en la dominación de tanto impacto
para que seas vos el Implacable, el Rey tirano
de todos mis derrumbes.
Fanny G. Jaretón, Córdoba, Argentina