Otoño… la estación más serena, la de más calma.
Estoy en casa
son las cinco de la tarde,
hora del mate.
El sol entra por la ventana del living
llenándolo a pleno.
Hoy comencé el día con cierta melancolía.
Me cebo un mate.
Suena Zamba Quipildor,
su música me recuerda a las rutas sureñas, nieve, mucha nieve.
Escribo cuando mi voluntad lo disponga.
Mi escritura no responde a nadie,
tan sólo a mí.
Los lectores son muy escasos.
De todas formas voy a continuar escribiendo
y lo pienso hacer hasta el último suspiro.
Me muevo en la vida con mucha discreción,
algo que muy pocos hacen.
¡Qué hermosos son los otoños ablativos!
Canto la canción que está sonando.
Rutas, nieve, curvas y más nieve.
Me cebo un mate.
Abro una vieja revista
y leo un reportaje a un escritor de Río Cuarto.
Marco con un diminuto lápiz negro un párrafo.
Me cebo otro mate.
Como una galletita con dulce de sauco.
Continúo leyendo.
El sol ha dejado de calentar el nido.
Me cebo otro mate
y sigo leyendo…
Ediciones del Dock, junio 2009