Hay un bullicioso duende:
canto, agua, brisa y verde.
Pureza de San Javier.
Escudriño sus misterios:
cielos, soles y los cerros.
Distinta huele la piel;
aroma que da el romero
y el perfume del laurel.
En Octubre, los rosales
nos regalan el pigmento
de pimpollos que invitan
a postergar sufrimientos.
El cedro azul ha crecido
a la entrada de aquel cerco.
ya se asoman los botones
de la magnolia, rendidos
por el oreo que el aire
esparce a los cuatro vientos.
Es el valle de las flores;
todos los tonos de verde
que el espejo de la mica
arroja por la vertiente.
Observen: la Primavera
sonríe desde el Oriente.
Sofía Duran
San Javier