POR CADA ÁRBOL DE CEIBO
( a Felipe Angellotti )
Para encender lo umbrío de las calles
te daré un beso
por cada árbol de ceibo
que desfuegue su canto planetario
Un beso bocanada roja
grosella madura entre los labios
que sacie el hambre de amor
y rompa su escuálido costal
Dispersos por el mundo
los rubíes del ceibo repleten
la copa vacía del que sufre
Sea un beso
llamarada de sal o de caliche
que redima ausencias
destierre celestes lejanías
en la última mirada del viajero
No deben de haber lágrimas
Es una cábala
Por cada ceibo que atisbe te daré un beso
un fluir tibio escarlata que derrumbe murallas
y cambie el rostro al llanto
(Un beso siempre repara carencias
en la cuna rota de la infancia)
¿Sabes? Tanto el ceibo como el beso
son árboles sedientos
una tregua de fuego en caminos de escarcha
Y sean el misterio gozoso
de tu boca y de la mía
Por cada ceibo que desfuegue su canto
Un beso
En cada calle
En cada esquina
En cada parque
Un beso siempre
sucede a los que aman
al cerrar los ojos deviene en chamiza borboteante
se aproxima se apodera
un caudal de lava ardiente
esencial y a veces dolorosa
que nos encarna la vida
y se queda vibrando
en pequeños e infinitos decibeles
y vuelve cuando cerramos los ojos
aunque los ceibos se marchen
Sea siempre Un beso
por cada árbol de ceibo
la hoguera hogar permanente
follaje fénix del amor con sus alas desplegadas
Multiplicando
las sombras carmesíes por el mundo
y la enorme extensión de sus ceibales
CRISTINA LARCO