Por que nació en el silencio de la noche
de un frío otoño del año noventa,
sus padres le pusieron de nombre Soledad.
Por que creció descalza y sin abrigos,
como un pájaro arisco de los montes,
su corazón no necesita más que ésa Libertad.
Por que no conoció una escuela, ni un cuaderno,
en la eterna pobreza de la isla,
sus ojos siempre abiertos, leen en la Inmensidad.
Por que el Río enloqueció en otra noche de otoño,
y se llevó su casa, su cama y sus ropitas,
de pronto, se le cambió la vida a Soledad,
Por que lloran hambrientas sus tripas de niña,
y tiembla su cuerpo enjuto y mojado,
siente que está sola, muy sola, en ésa soledad.
Su padre se afana por buscarle abrigo,
y llora su madre por no tener un pan,
y hoy, hoy cumpleaños la pequeña Soledad.
Y sigue creciendo el demonio del Río…
Cada vez más alto está el lomo del agua.
Ya está todo perdido, solo hay soledad...
Golpean los remos de la endeble canoa,
buscando un refugio, buscando calor.
Hace tanto, tanto frío… Pobre Soledad...!
Y sigue lloviendo, y sigue creciendo.
La isla y la casa ya se han sumergido.
Ya no queda nada, sólo hay soledad...
Son ocho los años que cumple la Sole,
pero eso que importa ante tanto dolor.
Solo importa el agua y su inmensidad.
Y sigue remando, empapado su padre,
y su madre la abraza para darle calor.
Y sigue lloviendo. Y sigue lloviendo.
Ele río esta loco. Sólo hay soledad...
¡ Ya estamos más cerca ¡ repite su padre.
Más cerca, más cerca, más cerca...
¿ Más cerca de dónde.? pregunta Soledad.
Su madre la abraza, la aprieta, la besa.
Padre nuestro que estás en los cielos...
¿ Ya no hay esperanzas..? piensa Soledad.
De pronto el milagro de la Cruz bendita,
motores y gritos. Son lanchas, son hombres,
¡ es la salvación.! Dios está con ellos.
Santificado sea tu nombre, reza Soledad.
Américo Ibán Calderon, Córdoba Capital, Argentina