Hay la pasión del mundo
que nos hiela
y recorre
como un tenso vacío
la sombra de la dicha.
Está la sangre extraña
que nos hiere
y oculta la común sinrazón.
Somos las breves cifras
de un perfil en la ausencia,
fuegos fatuos
de nombres,
estrías
del dolor.
El alma apenas siente,
reconstruye tristezas
de un viejo laberinto
que vuelve
a su estupor.
¿ Este cuerpo inseguro
quién lo alza ?
¿ Lo imagina tu mente,
lo retiene
tu paso,
lo visita
algún sol ?
Nada enmudece al día,
su soledad no es muerte,
su alocada ternura
espanto de su ser,
canto del sueño.
Hay un ayer
que es tránsito,
triunfo de lo efímero,
tiempo en fulgor,
y allí
ve la memoria
la pasión del olvido,
luz de tu mente.
de José Luis Reina Palazón (España)