Por Mariano Wullich (Enviado especial)
Nota Publicada en Diario La Nación el Martes 23 de febrero de 1999
Será porque una vez, hace 38 años, el maestro de escuela Oscar Guiñazú Alvarez creó el Encuentro Nacional de Poetas, porque dos años antes ya se había fundado la Asociación Tardes de la Biblioteca Sarmiento, o porque la gente de las letras, el arte y la plástica encontraron aquí un espacio donde desarrollarse sin las trabas elitistas que a veces imponen algunas entidades de la cultura.
Y al amparo de ese "trabajador de la cultura" que fue el puntano Guiñazú Alvarez se formó una sociedad con inclinación educativa hacia la danza, la guitarra, los recitados, las bellas artes y hasta las serenatas.
Por todo ello, a Villa Dolores se la conoce como la ciudad de los poetas. Y es así. Hoy aquí existe una escuela normal que es el polo educativo de toda la región, incluyendo a La Rioja y a San Luis, con una dinámica que incentiva los talentos naturales de un lugar con inclinación a las artes y en el que no faltan el paisaje, las artesanías y los ritmos folklóricos, como las cuecas, las tonadas y la zambas.
No es casual, en una provincia que tuvo a un poeta como Leopoldo Lugones y a un maestro del pincel como Fernando Fader, que en Villa Dolores se haya instalado un encuentro de poetas que todos los años reúne a unos cien artistas.
Así, pasó por aquí gente como Dardo Cúneo y Gustavo García Saraví, de Buenos Aires; Horacio Castillo, de La Plata; Saúl Aráoz Anzoátegui, de Salta, y Alfredo Veirave, del Chaco, entre otros poetas.
Mucho tiene que ver en el presente de todo esto el director de Cultura de la ciudad, Alejandro Nicotra, un profesor en letras al que es un placer escuchar y que cuenta con el apoyo de los artistas locales. Nicotra obtuvo varios premios en salones nacionales y ha colaborado en La Nación . Hoy recibe el permanente reconocimiento de sus pares: "Es lo más representativo que tiene Villa Dolores", suelen decir.
Este poeta, del que su pueblo se siente orgulloso, conserva un perfil humilde y prefiere que al fenómeno de Villa Dolores lo sintetice y lo presente otra gente del ámbito cultural.
Así, en un tarde de descanso dominical reunió al cronista de La Nación con un grupo de hombres y mujeres que fueron diciendo lo suyo. Florentino Antonio Bustos Molina, representante de la Sociedad Argentina de Escritores, lanzó el primer grito: "Que el país sepa que Villa Dolores, como el oeste de Córdoba, es un gran polo de actividad cultural, pero que también necesitamos su aporte".
"Un día vine a tocar en el encuentro de poetas y me quedé aquí para siempre", expresó Carlos Gómez Chapanay, concertista y compositor.
Jorge Roberto Vázquez, pintor costumbrista, relató: "La cultura es acá un modo de vida. Lo percibo en el entusiasmo de los chicos con sus competencias de teatro, pintura y poesía".
Los testimonios dan vida a esta ciudad, que tiene un teatro de principios de siglo, el Español, por donde pasaron Nicanor Zavaleta, Abel Fleury, Miguel Llobet, el genio del querido gordo Aníbal Pichuco Troilo y otras voces del folklore.
Lo que está probado es que Villa Dolores tiene todo el cariño y la dedicación de los artistas que la convirtieron en la ciudad de los poetas. Como lo sentencia Rafael Horacio López, presidente de las Tardes de la Biblioteca Sarmiento: "En Villa Dolores la poesía surge de la gente como el agua del misterio de la piedra".
Mariano Wullich
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=128913