Para no regresar
ellos mintieron el camino
piedra a piedra
lastimaron sus pies y el río ya no estaba.
Un parto de ceniza quebró las heredades,
slo algunos cruzaron el verano.
Para no regresar
mutilaron sus huellas
y la penumbra les bebió el silencio.
Ahora que no ruegan
cada uno en su helada penitencia.
Ahora que las eternidades
son un punto negado en la tiniebla.
Para no regresar
la memoria sostiene
levemente un perfume.
Raúl Pignolino, Capital Federal, Buenos Aires, Argentina