Hoy me sostengo en los alambres de tender ropa,
Entre toallas y sábanas refugio mis sollozos.
Me volví mala de un solo brinco:
Quiero romper tu piel de húsar,
Tu boca forajida mentira a flor de arenga,
Quiero fracturar los oleoductos de tu risa,
Asesinar o poner cerrojos en tu sangre.
Por sobre todo, deseo clavar los dientes
en el puño que escribió sentencias en mi pómulo,
(Este surco detestable donde cabe toda la sal del mundo)
No esperes que te perdone, ni siquiera lo imagines,
Los memoriales de mi cabeza rebotan contra el muro,
Peldaños abajo se siguen rompiendo mis labios,
El relámpago deja escritas cinco huellas.
No esperes que te perdone, ni siquiera lo imagines,
Mientras fragmento pan y cebolla te apuñalo,
Te doy a beber en la jarra el cianuro de mi odio,
Barro tu suerte a mansalva y derramo tus pupilas.
Muero en la abominable estrategia de vencerte.
Wilma Borchers, Concepción, Chile