No desprecies mis manos de artesano
y mi humilde costumbre laboriosa
o que gaste, tallando cada cosa,
las escasas caricias de mi mano.
No me censures el cabello cano,
ni mi frente de arrugas generosas,
mi símbolo es la espina no la rosa,
mi vida es un Otoño, no un verano.
No me pidas que estrene Primavera
o que viva lujuria pasajera
y que cambie la forma en que me visto...
Que la vida tan sólo es una espera
y mis manos me huelen a madera
y me duelen a clavo como a Cristo.
ERASMO HUGO STIVALA (Alta Gracia, Córdoba, Argentina)