Soy un hombre que ignoró la montaña
y desplaza miradas verdes hacia el mar.
Entre medusas pálidas y hundidos navíos
devanaré en mis manos mi antigua soledad.
Un bosque de madréporas y un río
interior de sal, de yodo, me darán
su presencia de vida como un sonido audible;
olvidaré el tumulto de las horas, su andar
corroído de relojes antiguos,
enfermos eternos de fría puntualidad.
Me cansan las palabras, las mentiras de siempre
que repiten cien voces, letanía vulgar…
el eclipse del tiempo que vuela,
la melancolía que reina triunfal,
esa, que en la tarde desolada de enfrente
me deja en el alma su sabor a vals.
Soy hombre de llanura, nacido junto al río
una noche abrileña, calurosa y caudal,
que soñó desde niño, respirando asombros,
con la intensa presencia de Su padre el mar.
Aldo Aleman Laurencigh Jesús María, Córdoba, Argentina