Desdibujas mis palabras y le das un color diferente.
Tuerces puentes, causes, esquinas,
Cedes el paso a los fantasmas
tras semáforos de luces amarillas.
Me vistes de espantapájaros
y escondes mi tiara en tu bolsillo,
El zapato de cristal ya lo empeñaste
y el anillo pierde su oropel de baratija.
Me escupes el rostro con enajenaciones,
Esgrimes la demencia:
Y el único argumento surge si te interrogan mis pupilas.
Déjame con mis naufragios consanguíneos,
Déjame la rémora deteniendo el avance del latido.
Ya no busques la sombra del mascarón que fui hace siglos,
Ni ese horizonte que desperfiló el viento,
No busques; no podrás encontrar lo que fuimos.
Wilma Borchers, Concepción, Chile del Libro Liturgia del Estrago.