No censures el dejo de tristeza
que ennoblece mi frente preocupada
y mi voz pesarosa y apagada
y estas manos ausentes de tibieza.
No me creas al borde de mi huesa
ni reproches mi vida desolada
o mi sien ya de nieve coronada
que presagia vejez en mi cabeza.
No me quites la noche que me apresa;
que es la sombra, en la noche más espesa,
Nodriza de la flor más codiciada,...
¡ Déjame así, la pena no me pesa,
...mi mundo es de silencio y de belleza,
y tengo la sonrisa clausurada!
ERASMO STIVALA