Es sólo semental de noche varia
el nudo que su pauta desordena
y es ella la zozobra de la calle
en torno los detalles del sustento.
Las bocas en diez ojos ya sumadas
se lanzan por el bolso trajinado
y el príncipe y el mago y el durmiente
se arroga la simiente bulliciosa.
Un lava que te lava, la cocina;
el don que maravilla de razones,
la ciencia que se pone por la casa,
el centro de su alma sin querella.
El jefe con perfume del acaso
se va con el ocasa por la cuadra
con pinta como sabia, con certeza
de fuerte que se precia del regreso.
Es todo su proyecto de familia:
un pucho, una sonrisa, alguna orden;
¡que no haya algún desborde consentido!
por ella que se ha ido tras un peso.
Delgada y ojerosa como limpia,
heroica, positiva, dadivosa;
el mundo de su rosa que no duerme,
el ángel de su suerte demorado.
Un fondo de silencio en su pupila,
un niño que la mira y se le cuelga;
la ronda que procrea los deberes
en medio de los seres acuciantes.
Ya muestra su quehacer el mayorcito,
ya tiende sus racimos en su nombre
y tiende sus racimos en su nombre
y vierte sus pudores el pasado
en manos de ese cambio que la yergue.
Rafael Mario Altamirano-Ninalquín. Villa Dolores, Córdoba, Argentina