El alma, que todo lo destruye,
- el amor, la vida, el sueño -
nada aporta a tu bien.
La aurora de tu mente,
como un tallado vuelo,
en tu fe se desliza
y es ansia su fulgor.
Morirás a tu instante
si en tu sed,
viajero,
esperas en su nombre.
Extraña es su pasión.
Y ella
tan sólo agita
la ternura,
en silencio.
Aleja el puro azar
y es impura su nieve.
El amor se desdice,
la vida oculta el miedo,
soñar es viva muerte.
Y sólo queda el cerco de palabras, las ruinas,
del alma, de la angustia, del espanto,
para otro humano sueño.