Rompió su brillo el espejo
donde mis ojos nadaban
era un charquito pequeño
sobre la arena dorada.
Peinando sus trenzas de oro
allí se bañaba el alba
con sueños de mil colores
ocultos bajo el agua.
De noche baja la luna
las estrellas nacaradas
y yo guardo en un barquito
fantasías de mi infancia.
Los sueños son solo sueños
asomé de madrugada,
con el rostro envejecido
y las manos apretadas.
Así se rompió el espejo
donde mis ojos nadaban,
charquito sobre la arena
que guarda mis tibias lágrimas.
Isabel Nietro Grando, de Los ojos de Dios 2004