Sandias
I
recuerdo las tardes de calor insaciable
llega camión de Chajarí
con mundos verdes veteados
el tío de un amigo baja una a una
las sandias del Litoral
entre Cristian, Elvio y yo
nos llevamos tres o cuatro cada uno
no recuerdo que nos cobren esta felicidad
éste es otro mundo
universos rojos adentro
así debe ser la superficie de Marte
por fuera del mundo nuestra infancia
II
debajo siempre debajo
allí debajo de las camas de mis abuelos
en Piquillín
amanecían las dormilonas
eran trece o catorce según la época del verano
cada una paciente esperaba su turno -me decía mi madre-
ésta es la única manera de conservarlas frescas
aquí en el campo
donde tarde llegó ese invento del frío,
ya que no se conocía allí, la luz eléctrica
fresquitas
esas guachas amanecían entonces listas para despanzurrarlas
entonces el sol que pega fuerte
obligaba a partirlas y esperar apoltronados que llegara el ocaso
entre los cinco hermanos, mi abuela la Fina y el tío Venido
recorrían los senderos de la mesa
la misa terminaba con siete triángulos
equidistantes e iguales uno del otro
la siesta eran miles de semillas desfilando de sus bocas hacia los platos
habrá que esperar otro día para rezarle a dios por un nuevo mundo rojo
III
es tarde
llego a mi lugar de encierro
celebro la misa
saco media de la heladera
recuerdo a mi madre
mi infancia
la puerta de mi mente abierta
para entrar otra vez a la ensoñación
saco el cuchillo
lo clavo en un centro
abro
empujo
insisto
la corto en cuartos como si alguien me acompañara
voy comiendo
las devoro
como si así pudiera borrar los recuerdos que me traen a esta realidad
termina el rito
la sed de vivir ha sido calmada por horas
IV
hay una cuarta sandía que nadie se atreve a comer
me asalta por las noches
está posada sobre la mano izquierda de Marquitos
hombre de cuatro años que vive sin dudar demasiado
yo juego con él
el juega a que es grande y lo es
el fruto rojo
sandía
le trae al niño la tranquilidad de la sed calmada
Alexis Comamala