No talen los montes,
porque sucumbirán los ríos.
Sin agua, los peces morirán;
los hijos de los pescadores
compartirán platos vacíos,
en castigadas noches
de insomnio, hambre y frío.
Sin trinos de pájaros
ni fronda, no habrá pan,
ni mantel en la mesa
para abrigar las mesas.
Perecerán las viñas.
El vino será solo recuerdo.
El vino de la Biblia,
el milenario vino,
el vino de los pueblos.
Sofía Duran