Las manos desvaídas se miran como vanas
y siendo que su gracia regalaron
y viven regalando sin relevo.
Se caen lentamente
de verse diminutas
pero algo sobrepuja los anhelos
que vibran desde adentro solidarios.
Parece que han perdido los brillos esenciales,
los tales no se pierden, se musitan
y van como una brisa redentora.
Vinieron simplemente de fuente nutritiva
y ahora que las risas son apenas
resumen la modestia con el vuelo.
Los trágicos reveses a veces sobrepasan
y al alba se levantan no vencidas
urdiendo la premisa del minuto.
Son aves que no paran
con alma de quehaceres;
han vuelto de la muerte ¡tantos días!
Que trizan la discordia con el salmo.
Regresan prisa a prisa
al clima venturoso
y quédanse del gozo como prendas
que curan las afrontas del camino.
(El ángel golpeado no se duerme
y vuelve insenescente con su guardia).