Quiero una guitarra bella:
la de Paco de Lucía,
la de Segovia profunda
con su bordona y su prima,
que para García Lorca
-universo que palpita-
a la rosa preferida,
que duendes le puso el eco
a su rosa purpurina;
la rosa de Federico,
la rosa casi divina.
¡Ay! rosa la de su sangre
en aquel aciago día
con sólo 38 años
y con esa cara limpia
morirse físicamente
para nacer en pupilas
de los astros superiores
a toda fuerza mezquina.
Astros de goces eternos
por el verbo que vindica
en la confluencia del alma
con el gesto de la brisa.
¡Ay! Federico que sueña,
¡Ay! Federico que mira
por el dolor de los hombres
que mueren todos los días
a manos de los esbirros
del poder y de la ruina.
Y cayose fatalmente
con esas rosas genuinas,
las de su pecho a las balas
sin que borren su sonrisa
porque no han muerto sus dones
que amaban en perla fina.
Mejor no callara nunca
su fecunda maravilla,
alcemos la voz con todo
en homenaje a su lira
con esas guitarras bellas:
la de Paco de Lucía,
la de Segovia profunda,
o con otras encendidas
para celebrar su rosa
tan elocuente de vida.
Rafael Mario Altamirano “Ninalquín”
Primera Mención en el Concurso Internacional de Poesía y Cuento “Federico García Lorca”, organizado por la asociación de escritores argentinos, ADEA, de la ciudad de Córdoba, filial Córdoba, en el marco del Primer Encuentro hacia el Foro Nacional de la Palabra, 1997.